Los barcos de las perlas navegan en el nácar
de las aguas reconvertidas en íntimo silencio:
vueltos del revés, vueltos hacia adentro
como si sólo los guiase la geometría y el álgebra.
Los barcos de las perlas no despliegan las velas:
navegan en el nácar cortando en tajadas
la oscura materia de las más viejas aguas
que vuelven desde las mínimas fracciones del éter.
No van marineros en los barcos de las perlas:
sólo tú vas al timón, sólo tú los llevas:
y la noche es una sombra transformada en fuego
del amor que ni siquiera une las más efímeras cosas.
Poema de José Carlos Barros.
Tradução para castelhano: Manuel Moya.